El término elastómero se deriva de “elástico” y “polímero”. Ahí ya tienes un par de pistas sobre su naturaleza: se trata fundamentalmente de polímeros elásticos. Así, estas estructuras se caracterizan por su potencial de estiramiento y su capacidad de recuperar su forma natural. Un ejemplo básico de elastómero de origen vegetal sería el caucho.
Los elastómeros naturales, tales como los que vemos en el caucho, tienden a fundirse con el calor y a volverse quebradizos con el frío.
Para que sean verdaderamente eficaces es necesario aplicar ciertos tratamientos.
Por ello, desde principios del siglo XX, los elastómeros sintéticos fueron desplazando a los naturales. Sumando ambos tipos, existen más de veinte tipos distintos de elastómeros, que incluyen el látex, el poliuretano, la silicona o el neopreno.
Hoy sus aplicaciones son prácticamente infinitas. Algunas de las más extendidas serían:
- Neumáticos
- Aislamiento de cables
- Tubos
- Guantes
- Mangueras
- Globos
- Limpiaparabrisas
- Gomas de borrar
- Cintas transportadoras
- Prótesis